viernes, 28 de septiembre de 2007

Camino sobre mis manos. A veces me detengo. Firme, la mano derecha sosteniendo el peso, mientras la izquierda traza líneas, incomprensibles, hasta aburrirme. Continúo caminando del mismo modo, hasta agotarme. Llegó el momento de descansar, quizás el fin de la historia. No hubo colina, no hubo alguien esperando, nadie preguntó, nadie respondió, en fin, hubo nada, al menos así se percibe. Solo restan sueños sin concluir, historias sin relatar, blindajes sin desmantelar, sentimientos sin detonar. ¿Continuaré caminando de la misma forma?