sábado, 21 de julio de 2007

Aquel niño jugaba mientras un grupo miraba algo detenidamente. -¿Qué ven?- Preguntó el curioso infante. Nada fue la respuesta y lo incitaron a continuar su camino. Han pasado varios años. El niño ya es todo un adolescente, aprendiz en el arte de observar. Un día encuentra una imagen que lo cautiva enormemente. No es capaz de quitarle la vista. Súbitamente se acerca una mano y se apoya en su hombro. Tenuemente se escucha: “…Sientes una gran ola dentro de ti, a punto de reventar. Si deseas ser el mejor, debes aprender a esquivarla…”. Acongojado y desilusionado, sigue su camino. Ha pasado algún tiempo. Se encuentra parado en medio de la acera, fijo, mirando hacia el infinito. -¿Será la misma ola?- Se pregunta. La gente se cuestiona que hace aquel joven detenido, como si nada.